martes, 26 de noviembre de 2013

La (des)armada sos vos

Otra noche de lluvia. Hace una semana que llueve sin cesar y el cielo de la noche está rosado, siento que va medio siglo de este sonido de gotas y un sentimiento agrío como jugo de limón. Ayer me llegó una nota donde me anunciabas que habías tirado el recuerdo de mi alma entre un montón de basura. Me dolió el ego y el corazón, pero entiendo tu odio a mi recuerdo.
Los días van lentos y mudos, filos violentos, bordes duros. Hoy tuve que bancarme otro ataque de histeria de otra persona que se ahogaba en una gota de la lluvia, le tiré un salvavidas y me lo revoleó por la cabeza reprochándome que la deje ahogar tranquila. Si estas son frases armadas, será que la lingüística es la culpable? A mi me aburren los ataques de capricho y los discursos ambivalentes, pero por respeto solo me quedo a escuchar, porque en eso soy bueno, según mi signo del zodiaco y lo insignificante de mi vida.
También entre la lluvia encontré un pequeño hormiguero, estaba justo abajo de la mesa donde tomamos el ultimo plato de sopa de tu invierno. Un millón de hormigas estaba arrastrando tu imagen borrosa y no hice nada para retenerla. El hormiguero ya se extinguió, solo quedo un poco de veneno y el vestido lila que tenias el ultimo domingo que ocupaste esa silla.


jueves, 21 de noviembre de 2013

Y cuenta nueva

La pared blanca y un millón de tarros de pinturas a sus pies, pinceles de distintos tamaños y la vida gritando en la ventana. Una nueva obra de arte para la vida, un nuevo mundo para este día.

Foto

Las flores, los cielos, los sueños
sus ojos, la tierra, el tiempo
mi vida, los días, las risas
Fotos mnémicas guardadas en la almohada
días de verano en un suelo fértil.
Cuerpos que se desnudan para nacer
vidas que se visten de historias
Tontos amaneceres con mudas canciones
otro libro sobre la mesa y un montón de nada en el corazón.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Correspondencia

Querido Boris:
Anoche extendí tu recuerdo en mi cama y me acosté a su lado. Pretendí que me acurrucaba como un gatito chiquitito, hundiendo mi mejilla en tu hombro y hasta logré sentir como tu brazo pasaba por mi cintura, atandome a tu cuerpo imaginario. Algunas lagrimas humedecieron mi almohada, mi charla con tu ausencia fue extensa, en un par de ocasiones te eché de mi casa y entre tanta verborragia te confesé mi odio por tu abandono, aunque después me disculpé y te conté esos cuentos que tanto te divierten y hasta creamos algunos sonetos.
 Los días de calor me están volviendo loca y las mentiras no me alcanzan para no pensar que estas muerto. Elegí no llevarte flores al cementerio ni abrir tu placard, pero aveces llamo a tu teléfono esperando a que me conteste o intento imaginar que te fuiste a la otra punta del mundo o andas muy ocupado para mandarme cartas o aparecer por casa. Cuando escucho los discos de Elvis que me regalaste, juego a ser el mostruito que te atacaba mientras preparabas el mate en la cocina, y robo las galletitas de la alacena, a pesar de que ya casi no tengo hambre nunca.
Es triste. Soy triste. Quedé estancada en tu vida y la muerta acá soy yo, escribiendo una carta llena de melancolía que no tengo a donde mandar, pero suena "Love me tender" y necesito locamente escribirte. Necesito, es una palabra que se repite tanto en mis días. Ahora me voy yendo, tengo que ir a nuestra cita de los lunes en la esquina de aquel bar escondido que nos hace el mejor brownie del mundo, solo espero esta vez llegar a tiempo, sabes que es mi costumbre la impuntualidad y los olvidos.
Te amo.
Sussy