martes, 29 de noviembre de 2011

Tormenta

Renacer, reconstruir la cabeza que estalló en el silencio, bañar el mundo con la lluvia y limpiar las heridas con su agua. Entre música y rayos el corazón late nuevamente, la noche se ilumina con furia intermitente, la naturaleza crea y recrea el paisaje, todo se ve distinto. El cielo en el suelo, en la soledad del rito y los rayos en el grito, en las tazas de té.
Las gotas se estallan en los cuerpos, en los rostros de los extraños; decoran las ventanas, hacen el amor con las platas, se aplastan, se suicidan dulcemente, se mezclan con lagrimas agridulces; se ahogan en el fondo de algún sueño.
Mientras, el viento juega con los paraguas, mueve el paisaje y dos o tres temerarios corren a sus estúpidos refugios oscuros. Y yo acá, al borde de la calle liberando barcos de papel para que viajen por el mundo con mensajes escondidos, esperando que alguno llegue hasta el mar y estalle entre las olas; que viajen por la vía láctea y se anclen en la luna.
Entre los sonidos los pensamientos flotan, y reflotan las preguntas y vos...vos.. y vos? ¿Donde estarás?

lunes, 28 de noviembre de 2011

Pulsión de muerte

Destruir, matar simbólicamente, bailar sobre el cuerpo herido que lentamente se desangra. Pero tenes que recordar que esas son las reglas del juego, te quiere, te ama, te desea, pero primero tu muerte y después el placer, no mi amor?
En la letra chica del contrato está todo explicito, están las fechas limites, ya está todo listo. Ni la luna, ni el sol, ni el mar te van a salvar; tu alma entregaste al diablo y así es el amor.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Cero

Hoy duele hasta respirar-
Ya no queda nada en pie,
este universo se ha vuelto polvo,
añicos, no hay nada...
Absolutamente NADA

sábado, 19 de noviembre de 2011

Que lluevas

Cuando llueve
tu sonrisa cambia
tu alma baila
mi cuerpo tiembla.

Cuando llueve
siento las gotas en mi cara
siento tus gotas en mi cama
siempre tu llueves.

Y si no llueve,
si la sequía te secuestra
el mundo se vuelve un desierto
y mi mente muere.

He dicho


Creo que se nos viene el cielo abajo, abran sus paraguas o empapen su alma!

jueves, 10 de noviembre de 2011

Fantasía fantasmal

Esta mañana mientras limpiaba el sótano de la casa de mis fantasmas azules, encontré, debajo del sillón invisible, un manojo de cartas tuyas. En medio de un ataque de ansiedad, corrí despavoridamente hasta el jardín de la casa de tus sueños. Allí me senté junto a tu soñado árbol de estrellas, tome aire, respire lentamente, conté hasta diez y busque en mi mente las razones justas para sentir tu perfume corriendo por mi mente. Muy despacio, de manera temblorosa, abrí un sobre, saqué la hoja purpura que estaba dentro y la desplegué frente a mi rostro. La hoja estaba en blanco! Desencajada, tomé otro sobre, está vez con una hoja de color amarillo patito, la cual, luego de desdoblar, noté que sorprendentemente, tambien estaba vacía. Sin perder tiempo abrí el resto, la hoja azul, la colorada, la anaranjada, la verde, la de color violeta; todas, absolutamente todas, estaban sin una palabra, totalmente limpias, no quedaba rastro de la tinta que alguna vez las había habitado.
Impactada por la fuga de tus palabras, saqué unas lagrimas de diamante que guardaba en un rincón de mi alma y las derramé sobre las flores cantantes de tu jardín. De a poco, me armé de valor y volví la mirada a las cartas que ya no eran cartas y que descansaban como cadáveres en el suave pasto de nubes de la casa de tus sueños; apilé una hoja sobre otra, hasta formar un hermoso pequeño arco iris, el cual colgué en tu cielo de domingos lluviosos.
Luego, me paré, acomodé mi vestido y me largué de tu jardín. Cerré la puerta con llave y dejé la llave bajo la alfombra de bienvenida. Sin pensar demasiado, continué limpiando la casa de mis fantasmas azules que ya no eran tan azules, sino más bien celestes.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Amores Imaginarios

Gabriel le confesaba a Rosa que quería ir a la cama con ella y la besaba con fuerza, aferrándose a su vestido violeta, que caía delicadamente sobre sus curvas fatales. Entre las flores y el viento, Gabriel le contó a la muchacha, su miedo a crecer y su negación a las responsabilidades.
Mientras Rosa escuchaba la crisis existencial de Gabriel, miraba la calle, fijaba su vista en la gente que se acercaba caminando por la vereda de en frente. En secreto pensaba en Miro y la ultima vez que lo había visto. Su corazón se retorcía en cada minuto que intentaba asimilar su teoría de que, seguramente Miro, en ese mismísimo momento en que ella lo buscaba entre los extraños, mientras su mano descansaba en la mano helada de Gabriel; él, su Miro, estaba en los brazos de su nueva amante: Florencia.
En un pequeño lugar del planeta tierra, un tal Lucas, en la soledad del amanecer en la playa, pensaba en su pequeño amor de la infancia, una niña llamada Florencia que vivía en una extraña ciudad cuadrada, quien un verano en el que vacacionaba en la casa de su abuela, le había regalado un inocente amor de niños.
Al mismo tiempo, Florencia, tras encontrar un mensaje en su celular, descubrió que odiaba que su amigo Juan le hable de mujeres que dejaban sus perfumes en su almohada, pero ella estaba con Miro y, sin lugar a duda, era feliz.

Oh! Nena

-Todo lo que sienta va a volverse una piedra en mi mente.
-Todo lo que me digas va a ser utilizado en tu contra, sabes?
-Ya me condenaste a muerte.
-Odiame... pero nunca dejes de amarme. Chau, me tengo que ir.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Mi amor se ha ido

El lado derecho de la cama muto hasta ser lo más similar a la otra cara de la luna, el silencio de los días hacia eco en los ojos de Isabel, su piel blanca, helada, dolía en su alma. La búsqueda de los besos de Luis en otros labios la han perdido en el sin-sentido de su vida, en días inmutables e inmensos, casi infinitos. Presa del silencio, reina de la monotonía.
Nadie en el mundo podía ser Luis, mas que el mismo Luis. Nadie en el mundo ni en el universo podría ponerla a sonreír con una recuerdo de un recuerdo, nadie, absolutamente nadie más que Luis, lograría hacerla sonrojar hasta estallar en chispas, como lo hacia su imperfecto amado. Isabel sabe que es tarde, que él se ha ido hace ya dos meses y días, sabe que la magia nunca regresará y que no queda más que el olvido, no hay más salida que la muerta de recuerdos con aroma a viejo y sabor agridulce.
Allí, en la cornisa de la soledad, la frágil mujer observa el renacer del mundo bajo los colores del crepúsculo, aceptando la realidad, sabiendo que su amor se ha ido, que sus manos están vacías y sangrientas, liberando a Luis de sus lagrimas, comenzando una vez más...Intentando inventar una nueva realidad descartable.